Desde principio del 2019 la Cámara de Industrias de Costa Rica (CICR) se encuentra implementando el Proyecto “Vinculando Empresas de Mujeres Centroamericanas con el Mercado de Artesanías y Decoración de Interiores” patrocinado por la Unión Europea (UE), el Centro de Comercio Internacional (ITC) y la Secretaría de Integración Económica Centroamericana (SIECA), su objetivo de apoyar a mujeres artesanas de Centroamérica en su formación para potenciar sus exportaciones y vender sus artesanías mediante el comercio electrónico enfocadas al mercado europeo.

 

El Proyecto tiene como temas principales el Comercio Electrónico (E-Commerce), la Gestión de Exportación y el diseño y desarrollo de producto, más de 50 artesanas de todo el territorio nacional ha recibido un acompañamiento en plataformas de venta, creación de contenido, análisis de mercados internacionales entre muchos otros temas, para que cada una de ellas pueda plantear la estrategia para la internacionalización de sus productos.

 

 

La implementación del Proyecto Vinculando Empresas de Mujeres es una apuesta de la CICR por el apoyo de la competitividad del sector de artesanías, las actividades que se han realizado abarcan asesoría individual y grupal, así como la relación directa con empresas internacionales tales como eBay, PayPal y asesoría de expertos internacionales en la generación de contenido digital y visual.

 

Entrevistamos a una de sus participantes, Rebeca Zamora, emprendedora y amante de la joyería textil realizada con cuero y otros materiales, su empresa Gato Negro refleja su pasión por la sostenibilidad y el diseño. Dentro del Programa, la empresa tuvo acompañamiento en su inclusión en eBay, un video promocional y adicionalmente su empresa relanzó su página web: www.gatonegrocr.com

 

Rebeca, cuéntenos sobre usted y Gato Negro, su marca de joyería textil

 

R.Z.: Soy Rebeca Zamora Fallas, las manos artesanas detrás de Gato Negro. Publicista de profesión y diseñadora por convicción. Tengo 36 años y la gran dicha de tener 10 años de trabajar en Gato Negro a tiempo completo, como mi fuente principal de trabajo. Gato Negro tiene 12 años en el mercado costarricense del diseño de joyería, inició operaciones en el 2008.

 

En el 2010 renuncié a mi trabajo en una agencia de publicidad, para lanzarme al agua y dedicarme de lleno a mi pasión, sin saber que lograría emprender en la joyería textil solo con la idea de que tenía 6 meses para generar una propuesta mejor de lo que se vendía en ese momento, en unas pocas tiendas de diseño que recién empezaban a surgir en el país.

 

Me encanta aprender, siento que es el mejor regalo que podemos darnos a nosotros mismos. Amo compartir mi conocimiento y colaborar con otras manos artesanas. El trabajo colaborativo lo es todo para mí, es un aprendizaje increíble y un potencial creativo invaluable.

 

A través de Gato Negro quiero que las personas vean, encuentren y vivan cada pieza, con una gran conexión en su riqueza artesanal y técnica, donde está palpable nuestra identidad costarricense y el diseño sostenible como motor.

 

¿Cómo describe a Gato Negro?

R.Z.: Gato Negro es un taller costarricense de joyería textil contemporánea, inspirado en técnicas artesanales y la naturaleza de los materiales. Cada joya hecha a mano cuenta una historia que conecta con la identidad local de Costa Rica y refleja la riqueza de nuestro hermoso país. Admito la herencia de la joyería artesanal, la simpleza de los materiales y el paraíso en el que vivimos, como motor creativo de nuestras creaciones.

 

Con las manos de los artesanos que trabajan con nosotros, generamos una cadena de valor que nos permite llevar hasta las personas los diseños sostenibles con esencia costarricense de Gato Negro.

 

¿Cuáles son los mayores retos que ha tenido al hacer su empresa? 

R.Z.:  Más que retos, los veo como un aprendizaje continuo y como pasos a seguir a lo largo de estos 12 años en la joyería textil. Pasos sobre los que siempre estoy pendiente para tener una planificación y un orden, porque son la clave para llevar por buen camino el negocio y hacia dónde queremos. Es más importante la dirección que la velocidad, por eso la formalización, aunque no es muy querida por muchas personas y en ocasiones no es tan amigable como quisiéramos, pero es una parte esencial de lo que nos hace ser empresa y nos abre las puertas a nuevos negocios.

 

Asimismo, mantener vigente a Gato Negro en el mercado de las joyas artesanales es clave y creo que es uno de los procesos de mayor peso. En mi caso, siempre va de la mano con la innovación y el reinventarse cada vez que el ritmo del negocio lo necesite. Esta es para mí una faceta que hay que alimentar diariamente y no descuidar.

 

¿Qué recomendaciones da a aquellas empresas que aún no han entrado al mundo digital?

R.Z.: Aprender siempre, todos los días. Que investiguen si un tema, una técnica o un material les gusta mucho. Aprendan todo lo que puedan, quizás llegue a convertirse en el mejor aliado tanto personal como profesional. Me gusta dedicar la primera parte del año a capacitarme, asistiendo a talleres y charlas sobre los temas en que tengo debilidad, al menos para entender el entorno en el que está Gato Negro. Por eso, aconsejo a los emprendedores que aprovechen este momento en que el país está apuntando mucho a las pymes que comienzan y ofrecen charlas, talleres y programas gratuitos, con el objetivo de que se puedan formar mejor.

 

También que planifiquen. Si bien lo mío con la joyería textil fue un salto al vacío, hace 10 años todo era muy diferente a ahora, en tiempos donde todo cambia muy rápido y está muy convulso. La planificación debe ser diaria, así que aprovechen su tiempo, denle el valor que se merece y al de los demás también.

 

¿En qué ha ayudado el proyecto del ITC y la CICR para el desarrollo de su negocio? 

R.Z.: El proyecto ha sido muy enriquecedor en aprendizaje. Me ha reafirmado información que conocía y me ha abierto el panorama en diferentes perspectivas sobre temas que desconocía. Como mencionaba anteriormente, para mí es vital aprender, es un gran activo y el proyecto sigue contribuyendo a ello.

 

Además, poner en práctica ese conocimiento adquirido, me ha expuesto a los diferentes enfoques y prioridades que debo darle a mi negocio de joyas artesanales para continuar hacia un crecimiento más asertivo en el mundo digital. También he tenido el placer de conocer a muchas artesanas que son parte del proyecto, con trabajos impecables y maravillosos, con quienes puedo y espero realizar alianzas estratégicas para generar una cadena de valor mayor con mis productos y en Costa Rica. Si crece Gato Negro, crecen las demás manos con las que trabajamos.

 

¿Dónde ve a Gato Negro en un futuro? 

R.Z.: Veo a Gato Negro como una marca incluso más consolidada en el mercado local de las joyas artesanales. Si bien lleva un camino recorrido, ese camino es persistente y hay que alimentarlo todos los días. También la veo como una marca internacional, exponiendo y vendiendo a personas de diferentes países del mundo, llevando la joyería textil de Gato Negro hasta las puertas de sus hogares, gracias a un sitio web e-commerce robusto y afianzado por el trabajo de un buen posicionamiento.

 

Creo que estamos en la ruta para continuar siendo una empresa sustentable y aplicando más prácticas de ecodiseño para que Gato Negro siga siendo una marca 100% costarricense y sostenible.

 

Para mayor información sobre el programa escriba a:

dii@cicr.com

“Legislación en Residuos separación, almacenamiento, transporte, rotulación y gestores” a cargo del Sr. Javier Monge  Ecolegal Abogados.
“Propuestas de Ley y Reglamento de Generación Distribuida” a cargo del Sr. Eduardo Kopper de Sunshine.

En ambas charlas se amplió en detalle las características y aplicaciones nuevas que se deberán aplicar, así como discutir propuestas de mejora en la ejecución y desarrollo de las dos legislaciones.