Por Carlos Montenegro, director ejecutivo de la Cámara de Industrias de Costa Rica (CICR).

Todas las discusiones que permitan avanzar en acciones de cara a los desafíos y oportunidades del futuro energético de Costa Rica, buscando la descarbonización y sustituyendo los combustibles fósiles por electricidad generada con fuentes renovables, son positivas. Es necesario llegar a acuerdos que nos permitan avanzar hacia una matriz energética diversificada e independiente, no solo para cumplir con los objetivos ambientales adquiridos, sino como oportunidad concreta de producir de manera sostenible.

Si bien nuestra matriz eléctrica ha logrado alcanzar prácticamente un 100% de generación sin utilizar combustibles fósiles (aunque recientemente el fenómeno del niño, amplificado por el cambio climático nos está mostrando las debilidades de la matriz de generación actual) contrasta con un consumo energético donde el 67,9% del total proviene de combustibles derivados del petróleo, principalmente consumidos en el transporte. Este dato revela la necesidad de replantear nuestra matriz energética y contar con un marco legal técnico y estratégico que nos permita electrificar nuestra economía a precios competitivos.

A pesar de esta necesidad, hoy en Costa Rica coexisten al menos 14 leyes que rigen el sector eléctrico, creadas en diferentes momentos para atender problemas puntuales, sin lograr la aprobación de una ley integradora. Esta ley debería tener como eje central las necesidades del consumidor –la razón de ser de los servicios públicos- y debería abrazar las nuevas tecnologías y las nuevas formas de hacer negocios, como sostenibilidad, generación distribuida, baterías, fuentes alternativas e industria 4.0.

En este sentido, la Ley de Armonización del Sistema Eléctrico Nacional (LASEN) es una gran oportunidad para nuestro país, ya que es la llave para iniciar el proceso de descarbonización por medio de una transición energética sostenible, que permita la electrificación de los procesos industriales y el transporte. Pero para que esta llave se active, es esencial contar con tarifas competitivas, alcanzables solo con un aumento significativo de la oferta de generación eléctrica renovable.

En un contexto en el que se requiere aumentar más de 4 veces la inversión actual para cubrir la demanda energética con energía renovable, nuestro principal desafío es encontrar la manera de ampliar la oferta de energía renovable a precios competitivos. Esa inversión adicional, requerirá de nuevas formas de pensar y de llevar a cabo el negocio eléctrico. Ya no será posible basarnos únicamente en un Estado desarrollador de la actividad de generación eléctrica, que no puede seguir endeudándose para generar electricidad porque le quitamos oportunidad de inversión a otras necesidades apremiantes y resulta muy caro seguir por este camino; seguir así le restaría competitividad al precio final de la electricidad. Es necesario construir un nuevo modelo con participación de más sectores, incluyendo el consumidor.

Este proyecto de ley también propone una rectoría independiente y una planificación integral. También incorpora la figura del gran consumidor, establece la presencia de un Operador de Mercado y un Operador de Sistema Independientes (ECOSEN) y permitiría una apertura gradual el Sistema de Generación de Electricidad para atraer nuevas inversiones con criterios de competitividad y modernizar los mercados, creando el mayorista y el de oportunidad.

En conclusión, para avanzar en la descarbonización, es crucial ampliar la oferta de energía renovable en el país, fomentando y permitiendo la participación del sector privado. Para lograrlo, la modificación del marco jurídico del sector eléctrico se presenta como una necesidad indispensable. La competencia en la generación eléctrica se erige como un elemento esencial para lograr precios competitivos.

LASEN abre una discusión impostergable sobre el valor estratégico de la energía renovable, y nos da la oportunidad de mejorar las condiciones para que se aumente la inversión en generación eléctrica renovable en condiciones de competencia y se pueda aprovechar el potencial que Costa Rica tiene para abrazar la energía del cambio, que consolide un país competitivo para el futuro.